El retrato es una de las disciplinas más practicadas tanto por fotógrafos aficionados como profesionales. Pero hacer un buen retrato, capturar la esencia de la persona, hacerlo bien técnicamente y que nos quede una foto atractiva no es tarea sencilla.
En un retrato en primer plano el protagonista es el modelo, por lo que intenta que el fondo no distraiga más de la cuenta. A mi me gusta apostar por fondos neutros, aunque si estamos usando un buen objetivo luminoso, con un bonito bokeh, puede introducirse algún fondo que aporte algo de interés, pero nunca que quite protagonismo al retrato.
Por tanto busca fondos neutros, blancos, negros o grises, o busca fondos de color uniforme si tienes un buen objetivo luminoso que cree un buen desenfoque.
Cuando hablamos de retratos en primer plano donde la profundidad de campo es muy importante, el enfoque es clave. Por muy poca profundidad de campo que tengamos el punto de foco deberá estar siempre en la cara, y particularmente en los ojos.
Una foto en primer plano canta mucho cuando no tiene el enfoque correcto, por lo que intenta usar el enfoque puntual para no correr riesgos.
Especialmente la de la piel. Si nos acercamos mucho puede que se noten demasiado las imperfecciones. En ocasiones nos interesará destacar la textura (un retrato de un anciano donde queramos resaltar las arrugas y la textura de la piel por ejemplo), pero en otras ocasiones no es lo más adecuado.
Si no eres manitas para corregir imperfecciones y suavizar la piel con los programas de retoque como Photoshop o Lightroom no descartes colaborar con una maquilladora. Incluso podéis llegar a un acuerdo de colaboración. A ti te servirá para fotografiar mejor a tus modelos, y a ella como book profesional de su trabajo.