La macrofotografía es una de esas disciplinas llena de retos y posibilidades, y que tiene mucho de magia porque nos descubre un mundo distinto y hermoso.
Aunque cualquier tema es bueno para este tipo de foto (y a veces basta con acercarse para descubrir cosas sorprendentes que suelen pasar inadvertidas), si te gusta la fotografía macro es muy probable que uno de tus temas favoritos sean los insectos, esos diminutos animales que de cerca resultan muy sorprendentes.
Como puedes imaginar, en fotografía macro es muy fácil que la imagen se estropee por culpa de nuestro pulso al sujetar la cámara o de cualquier pequeña vibración que se produzca en el motivo a fotografiar. Por lo tanto es crucial utilizar una velocidad de obturación elevada, especialmente si eres principiante.
Como norma general, se debería disparar siempre por encima de un valor de 1/250 seg, aunque si vamos a usar flash dependerá de a qué velocidad se sincronice éste. Además, en ese caso, también podemos disparar por debajo de ese valor ya que el flash ayudará a congelar el movimiento. De hecho incluso podemos realizar exposiciones relativamente largas (por ejemplo 1/30 seg) para conseguir que el fondo de la imagen aparezca con suficiente luz y el sujeto tenga la nitidez esperada gracias al destello del flash.
Claro que eso ya exigirá un cierto dominio de la técnica de disparo con flash, así que lo mejor es empezar disparando a una velocidad alta y, cuando vayamos cogiendo experiencia, ir bajando gradualmente la velocidad de obturación combinándola con el uso del flash.
Sin duda la iluminación es crucial en este tipo de fotos ya que, como decíamos antes, para evitar trepidaciones tendremos que disparar a velocidades de obturación altas y echar mano de diafragmas cerrados para tener cierto nivel de profundidad de campo. Por eso muchas veces tendremos que recurrir al uso del flash, sobre todo para retratar insectos, a pesar de que como sabemos es una luz artificial y, muchas veces, poco controlable.
Por supuesto lo ideal es contar con algún tipo de flash específico para fotografía macro (hay soluciones bastante asequibles como ésta de Polaroid), pero incluso el flash emergente incorporado en tu cámara puede funcionar bien para aportar un extra de luz que mejore la foto y ayude a evitar una imagen con poca nitidez.
Eso sí, si vas a emplear uno no especializado conviene tomar dos medidas fundamentales. La primera usarlo como flash de relleno para evitar que el fondo de la imagen esté subexpuesto y sin detalle; La segunda es usar un difusor, es decir cualquier material blanco y translúcido que, colocado entre el flash y el sujeto, pueda suavizar la fuerte luz del flash.
Tradicionalmente siempre se ha recomendado desechar directamente el enfoque automático pero, tal y como contamos a veces es una buena alternativa para lograr tomas de sujetos que se mueven rápidamente, como los insectos en sus fases más activas, sobre todo si tenemos alguno de los últimos modelos que cuentan con enfoques de seguimiento muy perfeccionados.
Otro elemento que normalmente se recomienda pero que no debe tomarse al pie de la letra. Lógicamente, si estamos hablando de conseguir la máxima nitidez en un disparo complicado está claro que el trípode debería ser un elemento recurrente pero, una vez más, depende de la situación. Por ejemplo, en el caso que comentábamos en el apartado anterior (osea fotografiar insectos en plena actividad) el uso de un trípode no es para nada recomendable.
Como ya hemos mencionado, al disparar desde muy cerca casi siempre estaremos fotografiando en situaciones en las que la profundidad de campo es muy escasa. Esto puede hacer que sea muy complicado lograr la foto que queremos, incluso que un pequeño movimiento por nuestra parte haga que el foco se desvíe del lugar correcto. Para evitarlo, lógicamente, podemos utilizar un diafragma más cerrado (como ƒ11 o ƒ22) que amplíe la profundidad de campo siempre que las condiciones de luz lo permitan, y también hay técnicas más complicadas (y no aptas para todas las situaciones) como recurrir al apilamiento de imágenes.
Aunque la mejor estrategia es usar la profundidad de forma inteligente, por ejemplo fotografiando elementos planos en una perspectiva que haga que todo su cuerpo esté a la misma distancia del plano focal. Claro que también podemos echar mano del recurso contrario, usando la escasez de profundidad de campo como un recurso creativo. Un buen ejemplo es la típica foto de un insecto cuya cabeza está en foco y sobresale de un fondo completamente borroso.